EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA EN LA CLASE DE MATEMÁTICAS

Al estudiar, en distintos ciclos de pedagogía, las ideas de Rudolf Steiner sobre la enseñanza de las Matemáticas, descubrí un día, en los ejemplos concretos que él usaba, cómo se podía «educar» al niño. Se trata de enseñar matemáticas a la vez de educar y eso fue lo que descubrí. Daré varios ejemplos que encontré en aquellas conferencias:

1.Dice la mamá: – Hijo reparte «cristianamente» 12 galletas entre tú y tu hermana.  Dice el niño: -¿qué es repartir «cristianamente»?   Dice la mamá: -Poner las galletas en dos platitos y darle a tu hermana el que tiene más.   Dice el niño: -¿y por qué no le pides a ella mejor?

2. La mamá manda a su hija Margarita a comprar 7 manzanas a la esquina. En el camino de vuelta la niña, que va corriendo, se cae y se le vuelca el canasto. La vecina viene detrás y la ve recoger las manzanas y seguir corriendo. Cuando la niña llega a su casa le entrega el canasto con las manzanas a su mamá, quien dice: «¡solo hay cinco!»… En eso alguien golpea la puerta… ¡es la vecina! ¿Cuántas manzanas trae la vecina?

3. Un campesino hace un gran queso, redondo como un gran sol. Se trata de saber cuántas personas comieron de su queso. Después de compartir con su familia y vecinos, el campesino se va al mercado. Allí está lleno de gentes, tanta que se hace difícil caminar. Algunas señoras le compran un trozo para llevar a sus casas; un niño pasa corriendo y saca un trozo sin que el campesino se dé cuenta; luego un perro hace lo mismo. Al poco rato el niño vuelve arrepentido y le devuelve el trozo al campesino …. El perro no volvió.

En dos de estos ejemplos se encuentra un toque de humor. Si un niño se sonríe o ríe es señal de que lo dicho le ha hecho impacto en su alma. Probablemente no lo olvidará.

Articulo escrito por Isabel Alliende C., actualmente profesora de 1° año de Enseñanza Básica de nuestro Colegio.

 

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